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Somos más felices cuando tenemos menos de lo que mas nos gusta.

¿Sómos realmente más felices si tenemos menos de lo que nos gusta?

Así es, y la idea de este artículo es pode ahondar más en ello.

Pero primero, quiero que vayamos a una idea primero. Si vamos por una calle transitada, es probable que encontremos a alguien en un auto lujoso, de alguna marca que sea de renombre. A su vez, nuestra imaginación comienza ya a imaginar. (no es por nada que ese tipo de cosas estén dentro de los deseos de la población general). Hay que admitirlo, un auto lujoso es señal de dinero, status, por lo que asumimos que es algo deseado por cualquiera. Nuestra mente comienza a imaginar lo genial que uno se sentiría tener un auto así, y lo feliz que seríamos en esa situación.

Ahora, nadie recuerda que pasan dos cosas:

  1. Todos piensan y admiran al auto, y no a la persona que lo maneja. Si ves a alguien en un auto lujoso no piensas que la persona es interesante o admirable en si. Sólo piensas en lo admirable del auto. Así que si buscas felicidad y admiración de otros, manejar un auto así no lo logrará.

  2. Solemos acostumbrarnos a las cosas (y de forma muy rápida).

Creemos que una persona que tiene un auto más caro, estaría más satisfecha de la vida, y en general, se estudió que en realidad obtienes la misma satisfacción si tienes o no un auto lujoso. → Esto es porque nos acostumbramos a las cosas.

Otros estudios lo han hecho con chocolate, en donde a un grupo de personas se les dio la opción de que durante toda una semana comieran un chocolate, que podían comer todo lo que quisieran y que al final de la semana pudieran hacer una evaluación de la calidad y la satisfacción que tenían por el chocolate. También a otro grupo se les dió de probar el chocolate, pero a diferencia del otro grupo, este segundo grupo no podía permitirse comer nuevamente el chocolate, hasta el fin de la semana, en donde tendrían que volver a probarlo y dar su evaluación de satisfacción.

Los resultados estaban claros, el segundo grupo pudo disfrutar más del chocolate, frente al primer grupo que terminó hostigado por el producto. Esto es nuevamente porque el primer grupo se acostumbró mucho al chocolate, y por el contrario, el segundo grupo nunca pudo tener la oportunidad de acostumbrarse porque simplemente postergaron el placer de comer el chocolate.

Así, solemos tener la noción de que si tuviesemos lo que deseamos todo el tiempo, nos haría las personas más felices de todas, pero mientras más tenemos esas cosas más nos acostumbramos a ellas y menos las valoramos. En definitiva, nos terminan haciendo menos y menos felices con el tiempo.

Piénsalo así: por eso las frutas estacionales son mucho más disfrutadas (como las frutillas), porque solemos tenerlo una vez cada cierto tiempo en el año.

Lamentablemente si empezamos a llenarnos de las cosas que más nos gusta, nos terminamos cansando de ello, y sin querer nos hacemos más micerables. Disfrutamos más de las cosas cuando son más limitadas o tienen un tiempo muy limitado para ser disfrutadas!

Interrupciones

Siguiendo la misma idea, las interrupciones en el consumo de lo que nos hace feliz, no traería aún mayor felicidad.

Esta es la razón por la cual se ha estudiado de que las pausas en la televisión de nuestras series favoritas nos dejan tan expectantes queriendo aún más de dicha experiencias! Nos cortan en el mejor momento, para entrar a comerciales. Esta termina siendo la mejor forma de poder «enganchar» al público.

Y si vemos el ejemplo contrario: Netflix con su idea de que puedes ver todo lo que quieras cuando quieras sin interrupciones, llegó a ser muy popular porque «deseamos poder tener todo AHORA Y TODO EL TIEMPO» creyendo que eso es lo que más deseamos y lo que nos hará más felices.

Pero si eliminas las interrupciones, estudios en adaptación son claros con que terminamos disfrutando menos de dichas series.

Entonces, quiero recordarte:

Deja de lado lo que te gusta para poder luego volver a ellas. A veces, dejar las cosas nos permite tener más conciencia de que estas cosas son efímeras, de que tenemos poco tiempo con ellas, permitiéndonos valorarlas más y finalmente ser más felices disfrutando de las cosas que más amamos.

«Somos más felices cuando tenemos menos de lo que mas nos gusta».

Referencias

Elizabeth Dunn & Michael Norton (2013). Happy Money: The New Science of Smarter Spending.

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